El greco y algunos conversos de Toledo: un caso y tres retablos

Fernando Marías, catedrático de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid, y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia , nos presentó un estudio de caso a través de una iglesia barroca de la ciudad de Toledo (San José, 1588),  en el que analiza la  figura del griego de Toledo desde una perspectiva muy  poco conocida del  autor: su obra al servicio de poderosas familias conversas y el uso de su arte  como forma de legitimación social del nombre y pasado de ciertos  linajes manchados por la huella de la dudosa limpieza de sangre. 

Fernando Marías utilizó una obra arquitectónica concreta como hilo conductor del análisis propuesto: la iglesia de San José de Toledo, construida a finales del siglo XVI, uno de los mejores ejemplos del barroco de la ciudad que se ha mantenido en un excelente estado de conservación hasta nuestros días. El linaje a estudiar, los Ramírez, fueron una poderosa y rica familia de mercaderes de telas de origen converso, que con la construcción de una capilla familiar quisieron mejorar su reputación social en el Toledo de finales del quinientos (en un ambiente de gran presión, persecución y discriminación hacía las minorías religiosas). En este contexto, y como indica F. Marías, ni la iglesia de San José ni los altares las piezas pictóricas del Greco que custodia en su interior han sido tratadas aún desde una perspectiva conversa. 

El origen del problema social del linaje comenzó en el año 1485, cuando el comerciante de telas Martín Ramírez, el fundador del linaje, fue reconciliado por el Santo Oficio de la Inquisición a través del “perdón general”, y proyectó la construcción de la capilla de San José, aunque el origen real de la fundación data del año 1568, cuando la familia expresó sus verdaderas intenciones, las de fundar una capilla, que además acogiese a hermanas de la Orden de las Carmelitas, donando a dicha congregación la cantidad de dos millones de maravedíes para la fundación de un convento la advocación y veneración de San José.  El fin de la donación era claro: la construcción de un espacio de culto, con todo lo necesario para rendir devoción al mencionado santo, y sobre todo, y aquí una de las principales ambiciones familiares, que esta capilla se constituyese como el espacio de sepultura de todos los miembros del linaje. El plazo de ejecución de la obra, tras la autorización del arzobispado de Toledo, fue de diez años.  Mientras tanto, la familia Ramírez patrocinó la fundación de una capilla provisional, cuyo coste se elevó a los 250.000 maravedíes). Acabada la obra, a principios de la década de los ochenta, los patronos perpetuos (los Ramírez), encargaron a El Greco la realización de los retablos (3) de la nueva capilla. Sin embargo, la relación entre los Ramírez y las hermanas carmelinas no fue siempre perfecta, dado que los intereses propios propiciaron ciertos procesos y litigios legales entre los patronos de San José y la congregación, cuyas casas estaban muy cercanas la nueva iglesia. Las nuevas informaciones (extraídas del A.H.N), ofrecen nuevas perspectivas sobre este proceso. En cualquier caso, y tras años de litigio (donde se implicaron múltiples instituciones, desde las reales chancillerías, hasta el arzobispado, y la nunciatura apostólica, llegándose a argumentar incluso los posibles perjuicios que el sonido de las campanas podría provocar en las monjas), los Ramírez obtuvieron autorización real para la ejecución del templo (no sin ciertas modificaciones impuestas sobre el trazado de la capilla, como la reducción de sus dimensiones). El arquitecto elegido para dicha tarea por el maestro mayor Nicolás de Vergara “el mozo”. En 1594 la obra estaba prácticamente terminada. Parece que la amistad del maestro Nicolás con el Greco también fue un elemento importante a la hora de la elección de este autor, en 1597, para las pinturas y retablos de la nueva capilla. Según el contrato, El Greco debía pintar tres retablos principales, que debían ser terminados en la fiesta de la virgen de agosto de 1598 (el 15 de agosto, día de la Asunción). En la documentación se observa con gran lujo de detalles las características de las obras (San José y la coronación de la Virgen María, los evangelios a utilizar para la inspiración de las mismas, etc.). En 1599, los trabajos del Greco, entregados al patronato de la iglesia de San José, fueron tasados en 31.328 reales, y aunque se produjeron nuevos litigios entre el pintor y la familia de patronos sobre los valores a pagar, se llegó a un acuerdo que hizo que las obras del  célebre griego de  Toledo pudiesen adornar la  nueva  capilla de  San José, que siempre preservó un pasado de tintes “conversos”. 

Esta charla del profesor Fernando Marías nos ayudó a comprender mejor el sentido, naturaleza, y proyección histórico-social e ideológica de las obras de arte, y también, a situarlas en contextos y perspectivas que a menudo escapan del estudio de las mismas. 

Para saber más:

Exposición IV Centenario: “El Griego de Toledo”, comisariada por F. Marías. (Museo de Santa Cruz, 2014.

Fernando Marías, El Griego de Toledo, Toledo: El Viso, 2014. 

Entrevista a Fernando Marías sobre la exposición, en La Tribuna de Toledo:https://www.latribunadetoledo.es/noticia/Z2B978CFB-99E8-F5B22A6A1AE6D8F0B436/201404/El-Greco-no-tuvo-ninguna-voluntad-de-convertirse-en-un-toledano

Reportaje de Canal Sur:  https://www.youtube.com/watch?v=odclGFP6MkQ

Artículo en el ABC: https://www.abc.es/cultura/arte/20140615/abci-cierre-greco-2014-201406151717.html

Fernando Marías, ” El Greco among the conversos. The case of the Chapel of Saint Joseph (Toledo, s. XVI)”, en Creative and imaginative powers in the pictorial art of El Greco, Fernando Marías y Livia Stoenescu (eds.), Belgium, Brepols Publishers, 2016.

Fonti e contestualizzazioni. Comparare instituzioni a nord e a sud del Mediterraneo in età moderna

Fonti e contestualizzazioni. Comparare instituzioni a nord e a sud del Mediterraneo in età moderna. Simona Cerutti

            El pasado 26 de marzo de 2019 tuvimos el placer de contar con un seminario impartido por Simona Cerutti, actualmente directora de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS, París), en el que nos presentó su último trabajo[1] escrito en colaboración con Isabelle Grangaud del Centre National de la Recherche Scientifique (IRMC, Túnez).

            En su presentación, Simona Cerutti comentó sobre el uso de la comparación como método de investigación. Una de sus mayores dificultades estriba en cómo salvar la especificidad de cada contexto, sobre todo, cuando los elementos que queremos comparar pertenecen a diferentes áreas culturales. Para solventar este problema, la historiografía ha tratado de uniformar la diversidad de esos contextos –Cerutti utilizó la palabra “domesticar”– creando una continuidad a través de la búsqueda de espacios de circulación compartidos. Sin embargo, un impedimento de esta forma de aproximación es que conduce a una división del trabajo que implica distinguir entre fuentes, métodos y objetivos. En tal sentido, Cerutti no solo defiende el método comparativo –puesto que su uso permite una desnaturalización de objetos– sino que propone la especificidad misma de cada contexto como su piedra angular. Teniendo esto en consideración, lo que propone es centrarse en la comparación de fuentes en lugar de la comparación de objetos, ya que las fuentes suponen el nexo de la especificidad. Es decir, la especificidad se convierte en su cualidad fundamental puesto que responde a un determinado contexto y posee una intencionalidad concreta. De esta forma, ya no se puede hablar de dos niveles separados de análisis (una fuente y su contexto) puesto que la fuente es el contexto mismo. Bajo este prisma se maneja la idea de comparar el norte y el sur del Mediterráneo mediante el estudio de dos fuentes producidas por sendas instituciones ¿CUÁLES?, las cuales durante el siglo XVIII se encargaban de los “secuestros de bienes”. La primera es el droit d’aubaine, practicado en gran parte de Europa, pero especialmente en Francia, mientras que la segunda es el Bayt al-mâl –o el Tesoro–, una institución fiscal islámica presente en cada provincia del Imperio Otomano.

El droit d’aubaine fue uno de los elementos clave para entender el poder real en Época Moderna, ya que subsumía antiguos derechos feudales de la misma naturaleza. Este derecho se refería al poder real para apropiarse de los bienes de los extranjeros cuando estos fallecían sin ningún heredero legítimo. Esta función lo convertía en un instrumento de clasificación social puesto que permitía al monarca ser el único poder capaz de modificar el estatus civil, otorgando la ciudadanía a estos extranjeros para que pudieran transmitir sus bienes al fallecer. Así, cuando un extranjero fallecía, funcionarios reales se apersonaban en el lugar del óbito para dar fé del hecho y tomar detallada nota de las circunstancias, desde las características del fallecimiento hasta cada una de las personas que allí se encontraban, lo que lo convierte en una fuente etnográfica de primer nivel. Luego tenía lugar el secuestro de bienes, que se mantenían hasta encontrar el legítimo heredero o herederos de la persona fallecida. Dichos bienes, tras detraer lo necesario en caso de la existencia de acreedores y en el supuesto de no aparecer ningún legítimo heredero, pasaban a ser propiedad real. Pese a no consistir en un proceso violento, la rapidez con la que estos oficiales actuaban se ha tomado como evidencia del voraz estado absolutista francés. 

Sin embargo, el análisis en detalle de la fuente permite ver que en verdad esta celeridad respondía a la fragilidad del derecho de propiedad, puesto que mientras no hubiera herederos dicha propiedad estaba legalmente “en el aire”. Por otra parte, es necesario recordar que la consideración de “extranjero” entrañaba la idea de una persona sin lazos familiares, o cuyos familiares vivían lejos y, en consecuencia, con dificultades en cuanto a la sucesión de sus bienes. El caso es que en más del 60% de los expedientes analizados por Cerutti se hallaba algún heredero. En consecuencia, más que la voracidad del rey o a algún tipo de medida contra los extranjeros, lo que constata esta práctica es una necesidad social. El rey secuestraba esos bienes en tanto no hubiera un heredero con el objetivo de evitar ese vacío que se producía durante la vacancia de propiedad. 

            En cuanto al Bayt al-mâl, se trataba de una institución otomana similar a la anterior. Cuando una persona fallecía sin herederos, una serie de notarios acudían al lugar de autos, inventariaban los bienes del difunto, tomaban declaración a los que allí se encontraban y sellaban el lugar. Estos oficiales eran los encargados de custodiar los bienes, incluso por largos períodos, y de buscar a los potenciales herederos del difunto, transcendiendo si fuere necesario fronteras provinciales o regionales. Por otra parte, hay que tener en cuenta que una de las obligaciones de los familiares era el enterramiento de los fallecidos. Así, el papel que asumía el estado era el de un heredero vacante, tanto en su condición de administrador de los bienes como en su obligación de hacerse cargo del cuerpo del difunto. Otra de las funciones que desempeñaba la institución del Bayt al-mâl era el enterramiento de los pobres cuando estos fallecían; de hecho, Cerutti constató, que en las fuentes manejadas, bajo la etiqueta “pobres” se englobaba también a personas sin lazos familiares. Esto, por otro lado, nos recuerda una de las acepciones que en Francia tenía la palabra “extranjero”. 

En conclusión, el paralelismo entre estas dos instituciones es evidente. En ambos casos, su existencia deriva de una demanda social basada en una misma preocupación que demuestra la fragilidad de la propiedad en sendas sociedades. Asimismo se comprueban mismos modos de existencia, mismas prácticas, misma concepción del extranjero y, por último, una división segregacional. Sin embargo, las diferencias abundan. Fundamentalmente, la obligación del enterramiento de los difuntos en el caso de la institución islámica. En Europa dicha obligación la habían asumido las instituciones eclesiásticas, mientras que en el islam no hay un desligamiento total entre la esfera civil y la religiosa. En cualquier caso, la comparación de estas dos fuentes, construidas en función de unos determinados valores y prácticas, ha permitido desterrar antiguas ideas y evaluar correctamente estas instituciones pudiendo comparar el norte y el sur del Mediterráneo. 


[1] Simona Cerutti and Isabelle Grangaud, “Sources and Contextualizations: Comparing Eighteenth-Century North African and Western European Institutions”, Comparative Studies and History 2017; 59(1): 5-33. 0010-4175/17©Society for the Comparative Study of Society and History 2017 doi:10.1017S0010417516000591.

“The Inquisition of Henry Charles Lea: The Man and his Method”

La Inquisición de Henry Charles Lea: el hombre y su método

El profesor Richard L. Kagan, de la Johns Hopkins University, nos habló  en este seminario sobre la Inquisición en la obra del historiador estadounidense Henry Charles Lea (Filadelfia, 1825-1909), sobre el personaje mismo y su metodología de trabajo. El presente seminario, coorganizado con el proyecto CORPI (Conversion, Overlapping Religiosities, Polemics and Interaction, Early Modern Iberia and Beyond) tuvo lugar en el Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo, en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, en Madrid.

El profesor Kagan, que se encuentra investigando la biblioteca de Lea, nos acerca la figura del hombre: miembro de una familia acomodada, elegante en el vestir y gran coleccionista de libros y arte, retrata a un hombre de talante optimista, activista desde la Guerra de Secesión en diversas causas progresistas, como la mejora de la salud pública y la educación de la población. Lea, seguidor de la doctrina religiosa del unitarismo, es un convencido de la utilidad de la bondad humana como herramienta de mejora social. Entre sus actividades filantrópicas constan diversas donaciones a bibliotecas,  universidades y asociaciones científicas.

Es un trabajador meticuloso e infatigable, rastreador minucioso de archivos y documentos, que siempre recurre a las fuentes originales. Denuncia la intolerancia y la intromisión absoluta de la Iglesia en todos los ámbitos, y esto le cuesta el ser acusado de exhibir una postura anticatólica y falta de imparcialidad.

Su primer contacto con España lo tiene a través de Amador de los Ríos, figura determinante en el inicio de los estudios judíos en nuestro país. Posteriormente, entre 1887 y 1894, Lea mantuvo correspondencia con Menéndez Pelayo.

Entre sus obras podemos citar Historia de la Inquisición en la Edad Media, Capítulos sobre la historia religiosa de España conectada con la Inquisición, Historia de la Inquisición de España, y Los moriscos españoles.

Lea muere a los 84 años y deja tras de sí numerosos reconocimientos y un legado incuestionable, sobre todo en lo que respecta a sus estudios sobre la Inquisición, por su carácter pionero y monumental.

Vayamos en este punto al título de la presentación del profesor Kagan. Tanto en inglés como en español, la palabra inquisición alude al acto de inquirir, de preguntar, de cuestionar. Ese es el doble sentido latente en el nombre de la conferencia que recordamos en estas líneas. Más allá de la alusión evidente al tribunal eclesiástico católico, parece que Kagan, en su “The Inquisition of Henry Charles Lea : The Man and his Method”, también alude a la forma en la que Lea inquiere a la historia. Por un lado, realiza un retrato de la persona con sus circunstancias biográficas, intereses y aptitudes vitales, que lo definen también como historiador; por otra parte, expone y analiza la metodología de trabajo de Lea, su singularidad y valía, y también sus posibles carencias.

El resultado del acto de inquirir que realiza Richard Kagan sobre la figura de Henry Charles Lea, el hombre y el historiador, y su obra, resultan estimulantes y enriquecedores. Por un lado transmiten la cercanía y la familiaridad de alguien que conoce de primera mano tanto la biblioteca como el personaje estudiado en cuestión. Por otra parte, la disección de la personalidad de Lea constituye una herramienta esencial para entender y contextualizar su obra.

Señalemos por último, a riesgo de caer en la obviedad, lo interesante y atractivo que resulta que un gran historiador realice un análisis de la figura y la obra de otro gran historiador, teniendo ambos a la historia de España como centro del foco de su atención y estudio.

Para saber más…

link Proyecto CORPI

link Biblioteca Henry Charles Lea

Lea, Los moriscos españoles: su conversión y expulsión, Alicante: Universidad de Alicante, 2007

Lea, Historia de la Inquisición Española, Madrid: Fundación Universitaria Española, 1983, 3 vols.

Lea, Chapters from the Religious History of Spain, connected with the Inquisition, Nueva York: Burt Franklin, 1967

Lea, The Inquisition of Middle Ages, Its Organization and Operation, Londres: Eyre and Spottiswoode, 1963

La correspondencia de Lea con Menéndez Pelayo se encuentra en Historia de la Inquisición española, vol. I, pp. XV- XXIV

Absueltos por el santo oficio

Gunnar Knutsen en la UAM

Absueltos por el Santo Oficio

Hasta 2.500 absoluciones por parte del Santo Oficio en los siglos XVI y XVII han sido el objeto de estudio del profesor e investigador Gunnar Knutsen, Catedrático de la Universidad de Bergen, para quien estos datos abren una línea de investigación en torno a la actitud y los criterios que llevaban a la Inquisición a aplicar este tipo de fallos.

La muestra seleccionada parte de una base de datos (Inquisition Database) que se ha ido elaborando a lo largo del tiempo y que actualmente contempla alrededor de los 100.000 registros sobre juicios inquisitoriales españoles y portugueses. En concreto, existen unos 67.000 procesos analizados, entre los que se encuentran 2.500 absoluciones de la instancia, 2.500 absoluciones ad cautelam, 6.600 suspensiones del proceso, más de 2.000 causas de las que se desconoce la sentencia, y casi 56.000 condenas. En total, un número de absoluciones y suspensiones elevado a tenor de las referencias que se tenían hasta el momento, y reseñable, porque la cuestión de la absolución no era una obligación para el Santo Oficio, que desde las Instrucciones de Valdés en 1488 podía reabrir los juicios fuera cual fuese la sentencia dictada anteriormente.

Francisco Rizi, Auto de Fe en la Plaza Mayor de Madrid, 1683

Los criterios manejados por los inquisidores para aplicar estas dos medias a favor del reo es un campo de estudio abierto que comienza por la selección de las denuncias (un 5% del total), en el que se puede considerar la absolución de la instancia como fruto del libre arbitrio de los jueces, mientras que la suspensión, que se suele aplicar al inicio del proceso, estaría relacionada con el ahorro de los costes ante la constatación de que el caso no terminase en condena, posibilitando al mismo tiempo la apertura de otros procesos con más posibilidades. De esta manera, el 3’7% de los casos analizados terminan absueltos. Pero esta media sufre variaciones de lugar y tiempo. Así por ejemplo, en Granada se registra ese mismo porcentaje hasta 1620, cuando se deja de absolver por un periodo de 70 años. De ahí que, ante las tendencias globales haya que contraponer las variaciones locales, dependientes en muchos casos de factores locales.

A partir de los datos registrados las diferencias no sólo aparecen entre ciudades sino entre individuos. Por un lado, las mujeres y los menores son los grupos menos absueltos debido a factores como la facilidad de probar su culpabilidad a pesar de la mayor protección jurídica que les acompañaba o al interés por la confiscación de los bienes después del arresto del marido o padre. En cambio, los más absueltos serían los extranjeros y los moriscos, que serían procesados con menos pruebas ante el temor de la fuga, lo que sin embargo supondría un nivel mucho menor de condenas. Destaca en este sentido que, sin tener posibilidades de defensa por carecer de redes locales, esto es, testigos que avalasen la defensa del acusado, la Inquisición los absolviera por falta de pruebas.

Los planteamientos de Knutsen, en definitiva, destacan por su abrumador componente estadístico. La base de datos desarrollada le permite establecer unos parámetros de estudio e investigación que facilitan la comprensión del problema de las absoluciones. Aunque siempre matizando los datos, puesto que como él mismo reconoce, no son completos y pueden contener errores, estos son la base para una reflexión en torno a la Inquisición y su modo de actuar que busca dar una nueva visión sobre un tema clásico. La constatación del número de absoluciones y los criterios aplicados para ello cuestionan ideas dadas como el temor de la Inquisición a la absolución, el especial ensañamiento con extranjeros y moriscos o la condena a mujeres y menores. Todo ello, interesándose no solo en los datos macro sino descendiendo a lo local, donde las variaciones son mayores y en donde los criterios de una ciudad pueden diferir de los de otra, dependiendo éstos de elementos personales en su mayoría. En conjunto, Knutsen nos presenta aquí las principales líneas de investigación sobre una cuestión que, a través de las cifras, arroja muchas preguntas sobre un tema que no deja de interesar.

Para saber más…

Early Modern Inquisition Data Base: http://emid.h.uib.no/

Knutse, Gunnar W., “El Santo Oficio de la Inquisición en Barcelona y los soldados protestantes en el ejército de Cataluña” en Estudis. Revista de Historia Moderna, nº, 34, 2008, pp. 173-188

Knutse, Gunnar W., Servans of Satan and Masters of Demons: The Spanish Inquisition’s trials of superstition, Valencia and Barcelona 1478-1700, Brepols, 2010, 241 páginas.

 

Cartografías de lo desconocido

Cartografías de lo desconocido. Visita a la exposición en la BNE

Más de doscientos mapas de la BNE y otras instituciones españolas se han mostrado en el recorrido de la exposición Cartografías de lo desconocido en la BNE. El poder evocador de estos instrumentos, los mapas, ha sido la excusa para plasmar su capacidad para crear ilusiones y realidades que condensan en sí un importante componente cultural, al tiempo que nos hablan de aspectos universales y locales en un espacio determinado.

La exposición recorre una amplia cronología que logra abarcar una gran variedad de mapas que van desde la época altomedieval (siglo VIII) hasta hoy, siendo mayoría los situados entre los siglos XV y XIX. Desde los mapas de “T en O” a la recuperación de la geografía ptolemaica y la solución cilíndrica de la proyección Mercator a las representaciones alegóricas en forma de Leo Belgicus para los Países Bajos o de Virgen en el caso de la Monarquía española. Desde las formas que priorizaban Europa hasta Arnold Peters y las nuevas técnicas como Little planet. De los atlas a un mapa del metro; todos reflejan uno de los objetivos de la exposición: fijarse más en el mapa y menos en el territorio, puesto que el primero suele esfumarse con la representación del segundo.

Este interés primordial por el mapa se refleja en la exposición a través de la representación de lo ignoto, lo desconocido (América, Extremo Oriente), lo extraordinario (El  Dorado, la Atlántida, Utopía): la manera de hacer visible la Terra incognita y sus gentes, de incorporarla y domesticarla a través de los mapas.

A la hora de explorar lo incógnito resulta particularmente interesante la relación de la cartografía con la geografía, la historia natural o la etnografía, donde se aborda la manera de representar a las gentes de aquellos lugares ignotos recién descubiertos y pone de manifiesto el encuentro de realidades muy diferentes. Esto se plasma en los márgenes de aquellos mapas que representaban nativos, ciudades, recursos naturales o paisajes de las tierras descubiertas (Hydrographia y Chronographica de las Yslas Filipinas, del jesuita Pedro Murillo de Velarde o el Quadro de Historia Natural, Civil y Geográfica del Reyno del Pirú, de José Ignacio Lequanda y Louis Thiebaut). En ellas se ponía de manifiesto la visión sobre esos espacios y esas gentes, idealizándolos, demonizándolos, y en cualquier caso, clasificándolos e introduciéndolos en el universo occidental. Por otro lado, en los grabados de nativos polinesios en los viajes de Hawksworth, la representación de estos con tatuajes corporales nos indica otra manera de entender los mapas desde perspectivas no europeas, pues aquellos funcionaban a modo de mapas de la historia de cada individuo.

A esto se suman los mapas fruto de las relaciones entre diferentes culturas, como el caso del mapa mozárabe que une la imagen del mundo según la concepción altomedieval cristiana con extractos del Corán o el mapa de Macuilxóchitl, ciudad novohispana, que fue el producto de la aplicación de las Relaciones Topográficas en dicho territorio y en la que se constata la disparidad entre los objetivos y los resultados, dando lugar a un mapa “mestizo”.

Los intercambios culturales también existieron con Oriente, en China, donde los jesuitas realizaron los primeros mapas de la región en base a los mapas existentes allí (el Guang Yu Tu), al tiempo que ejemplares como los de la isla de Hainan o el Mapa completo (…) del Imperio Qing nos muestran a la altura del s. XIX la tradición cartográfica china, tan antigua como la occidental, en la que aspectos como la inversión de los mapas (sur-norte) o la cuadrícula tradicional de la cartografía china se hacen presenten en los mismos no sin combinarlos con elementos más cercanos como la trama ptolemaica de paralelos y meridianos que fijan la latitud y la longitud o la representación de zonas como “el fin de la tierra”, tan cercano a nuestro Finisterre, que ponen de manifiesto las diferencias, conexiones e intercambios representados en los mapas.

En conjunto, la exposición dirigida por los comisarios Juan Pimentel y Sandra Sáenz-López da una visión de la cartografía actualizada. Revela por un lado, la importancia del mapa, como objeto de estudio y medio para trasmitir un discurso, y por otro, su capacidad para adaptarse a diferentes formas y disciplinas. Tanto la exposición Cartografías de lo desconocido como el catálogo resultado de ella suponen una ocasión para constatar aquello mencionado por Harley cuando decía: “Maps are graphic representations that facilitate a special understanding of things, concepts, conditions, processes, or events in the human world” (1987, 16). A ello añadiríamos, sus formas, el continente que hace de la imagen el vehículo conductor del conocimiento que se quiere trasmitir. Sólo a partir de este componente visual se pueden entender los mapas como “construcciones del mundo”.

Para saber más…

Página web de la exposición: http://www.bne.es/es/Actividades/Exposiciones/Exposiciones/Exposiciones2017/Cartografiasalodesconocido.html

Selección de mapas de la exposición: http://www.bne.es/es/Actividades/Exposiciones/Exposiciones/Exposiciones2017/cartografia-de-lo-desconocido/AvanceExpo/Obra5.html?pagina=1

HARLEY, J.B & WOODWARD, D., The History of Cartography Project, University Press, Chicago, 1987.

HARLEY, J.B,  La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía., FCE, México, 2001.

PIMENTEL, J. SÁENZ-LÓPEZ, S., Cartografías de lo desconocido, BNE, Madrid, 2017.